viernes, 9 de diciembre de 2011

Experimentando galletas de jengibre con mermelada de frambuesa

Hoy quería probar algo diferente. Ya había hecho galletas de jengibre, el año pasado para Navidad. Recuerdo que cuando las probé no fueron lo que más me gustó de todos los dulces que cociné, pero eso sólo al principio... Luego descubres que es muy difícil comer sólo una, que el que no sean extra-dulces y el aroma a canela y jengibre aún te da más ganas de comer y menos sensación de hartazgo... Vaya, todo un descubrimiento.
Otra de las cosas que quería experimentar desde hace tiempo era hacer mi propia mermelada. Sé que muchos habréis hecho, no tiene mucha dificultad, pero aun no había podido probar. Así que, esperando tener un momento, hace poco compré una bolsa de frambuesas congeladas pensando en hacer algo, no sabía aún qué.
Esta mañana he visto clara la combinación: las galletas de jengibre combinadas con un poco de mermelada de frambuesa, que le aportará el dulzor que quizás algunos pudieran echar de menos.
La receta original de las galletas de jengibre la saqué de la pagina pequerecetas.com. Yo he experimentado un poco con las proporciones para hacer menos cantidad... aunque ¿por qué menos cantidad? ¡Están tan buenas! En fin, con las medidas que he puesto yo salen como unas 15-20 galletas.
Los ingredientes son:
- 2 tazas de trigo sarraceno (en mi caso, que me sentía experimental) o harina .
- 3/4 taza de azúcar (en mi caso he puesto panela, lo que le da aún menos dulzor). Si alguien quisiera unas galletas más dulces, que aumente un poco la cantidad de azúcar, y que le ponga azúcar blanco, del de toda la vida.
- 1 huevo
- 1/2 cucharadita de levadura
- 1/2 taza de mantequilla (un poco más si veis que le falta un poco de consistencia a la masa)
- 2 cucharadas de esencia de vainilla
- 3 cucharaditas de jengibre en polvo
- 2 cucharaditas de canela
Si os fijáis en la receta original, veréis que ésta es una versión simplificada.

Los ingredientes de la mermelada, que he ido haciendo a la vez, son:
- 250 gr. de frambuesas
- 125 gr. de azúcar
- Ralladura de limón, al gusto.

Esta receta es otra de esas recetas que no precisan mayor complicación. Simplemente hacéis la masa uniendo los ingredientes: la harina o trigo con la levadura y el huevo y removéis; después la mantequilla derretida (yo uso el microondas) y lo mezcláis; después las especias y volvéis a mezclar.
La masa no es la típica masa blandita, es más bien quebradiza, da la sensación de que no va a ligar, aunque cuando comienzas a moldearla ves que sí, que no hay problema.


Mientras tanto, para hacer la mermelada, ponéis a calentar las frambuesas, previamente descongeladas en este caso, en un cazo, a fuego medio. Cuando ya se hayan calentado un poco, echáis el azúcar. La proporción es aproximadamente la mitad de azúcar que de fruta.
Yo lo he echado además ralladura de limón, porque me parece que el toque ácido siempre va bien. Esto es al gusto, y lo experimentales que queráis ser.
La mermelada no tiene otro misterio que ir removiendo. No he controlado exactamente el tiempo, habrá sido aproximadamente media hora. En este caso es cierto que había poca cantidad para cocinar.

Con la masa ya lista, me he puesto a moldearla. La primera opción ha sido hacer "canastillos" a mano. La segunda opción ha sido coger un pequeño cuenco y hacer círculos.

También he utilizado unos cortapastas que tenía en casa, que son siempre una buena opción para no complicarse. Lo que he tratado en todas es de hacer un pequeño hueco para ponerle después la mermelada, no demasiado profundo, sólo un espacio central algo más hundido.
El horno estaba precalentado, a 200 grados. Al introducir las galletas, en la bandeja de rejilla, lobajé a 175º aproximadamente. Las galletas son muy finas, así que no os despistéis con el horno, en 15 minutos como mucho están hechas.
Mientras las galletas se hacen, la mermelada, que ya puede estar terminada, se deja enfriar. Por supuesto, otra opción es prepararla en otro momento, pero ninguna de las dos recetas es muy complicada como para no poder hacerlas a la vez. Para que se enfríe más rápido, cambiarla a otro recipiente, a uno de cristal es perfecto.

El último toque de la receta es, tras dejarlas enfriar un poco, pero no hace falta del todo, ponerles la mermelada. Como habréis preparado un pequeño hueco para ello, no hay problema. En las que no haya tal hueco, podéis simplemente "pintarlas" un poco con la mermelada.

Aunque en algunas fotos no se aprecie como tal, el color es muy rojo y el aspecto apetitoso. Como os decía, el contraste de una galleta muy especiada pero no demasiado dulce con una mermelada un punto ácida y dulzona, es muy rico.

¡Cuidado!
Una advertencia muy seria.
Estas galletas son adictivas. Posiblemente son las especias. Ya lo he dicho al principio del artículo, y la mermelada no aminora su efecto...
Cada vez va in crescendo. Con más ganas de comer más galletas.
Varios viajes casuales a la cocina dan fe de ello.
¡Libraos de ellas cuanto antes!


¡Qué aproveche!

martes, 6 de diciembre de 2011

MAGDALENAS DE CALABAZA

La calabaza es para mí uno de los mejores inventos: tanto en dulce como en salado, es muy sabrosa y tiene muchísimas combinaciones. Cosas tan sencillas como una crema de calabaza o simplemente un poco de calabaza a la plancha o al vapor en una ensalada... yum yum.
Una de las cosas que amí más me gusta hacer es repostería con calabaza, en concreto lo que más he cocinado son ricas magdalenas de calabaza para desayuno,almuerzo, merienda... o cuando gustéis.

Los ingredientes son:
400 gramos de calabaza
400 gramos de azúcar (aunque si son 300 gramos queda menos dulce, pero muy rico, para los menos golosos). Recomiendo azúcar moreno.
4 huevos
300 gramos de harina blanca
2 cucharaditas de levadura
175 ml. de aceite de oliva o girasol. Recordad que el aceite de oliva se va a notar más en cuanto al  sabor.
1 cucharadita de canela (opcional, pero muy recomendable).
1 puñado de nueces o 2-3 cucharaditas de semillas de amapola.

La receta, super fácil.
Primero elaboráis la masa. En este caso no hay que batir los huevos de ninguna forma determinada, no hay nada más complejo que ir vertiendo en un bol los ingredientes de la masa...


Después se añade la calabaza troceada, en daditos, para que se reparta bien en todas las magdalenas. Se puede añadir tanto en crudo, y se horneará con el resto de ingredientes, quedando más consistente, o ya previamente cocinada. Yo en el segundo caso la he hecho un poco al vapor, por no perder el tiempo, y lo cierto es que se deshace más, se integra más con la masa. A mí me gusta mucho así. Sin embargo, esta vez la eché en crudo.


A los que os gusta mucho también la calabaza, os gustará de cualquier forma.
En cuanto a la canela, a esta receta le va muchísimo, le da un aroma muy bueno. La cantidad es aproximada, luego depende del gusto de cada uno. Si tenéis otras especias, lo bueno es experimentar. Yo en esta ocasión eché una mezcla preparada de "pan de especias" con canela, jengibre y no sé qué más que me traje de mis vacaciones en Francia este verano.
Se mezcla bien todo. Si vas a echar nueces o algún fruto seco, mézclalo en la masa directamente. También se puede, tras verter la masa en los moldes, poner un par de nueces encima, o como es mi caso, unas cuantas semillas de amapola. Al cocinarse tienen más sabor que en crudo.


El horno, como siempre, hay que precalentarlo.
Horneais las magdalenas aproximadamente veinte minutos a 180 grados.
Al sacarlas, si queréis, se puede echar aún en caliente azúcar glass por encima. Si no tenéis muy claro qué es mejor, como con la cantidad que os he dicho os saldrán fácilmente quince magdalenas, podéis hacer de ambas.


La receta, con la calabaza, la canela, las semillas... es muy aromática, perfecta para los desayunos de invierno, con una bebida bien caliente.


No sé... esto de las magdalenas, la bebida caliente... me viene cierto sabor a infancia...

Que aproveche!


sábado, 19 de noviembre de 2011

Tarta de la Mama


Hace días que no pongo ninguna receta... así que voy a poner una de las que tenía especialmente reservadas. No tengo fotos de todo el proceso, como sería ideal, sin embargo veréis que no tiene ningún misterio. Pero el resultado es impresionante, realmente.
Mi madre me pasó esta receta, sin embargo ya entonces se llamaba "tarta de la mamá", no sabría decir de qué libro o revista sacó esta receta.
La textura de esta receta es especialmente suave, y el sabor a chocolate es intenso. Normalmente no se come más que un trozo pequeño, porque llena bastante.
Eso no debería ser malo...
Los ingredientes son:
- 250 gramos de chocolate
- 250 gramos de mantequilla.
- 250 gramos de azúcar.
- 4 huevos.
- 1 cucharada sopera de harina.

Como podéis ver, uno de los trucos para la textura de la tarta es la poca presencia de harina. Y el resto de ingredientes, en proporciones equilibradas, también os hará deducir por qué llena enseguida.

Comenzad fundiendo el chocolate al baño María, y cuando esté totalmente fundido mezclad bien con la mantequilla y el azúcar.
Batid los huevos y lo mezcláis con la harina (en este caso no será difícil evitar grumos con poco esfuerzo), y mezclad con el resto en una masa bien ligada.
Mientras, precalentad el horno para ganar tiempo.
Verted el contenido en un molde engrasado con mantequilla. Yo suelo usar un molde de tarta no muy profundo.
Y he aquí el truco final: se hornea al baño María, para lo cual debéis echar agua en la bandeja del horno. Haced esto antes de introducir el molde, para que también se caliente el agua. Después, dejadlo unos 25 minutos a 180 grados.
Como podéis ver, el resultado no es complicado, y esta receta es deliciosa.


Por último y para acompañarle, la recomendación musical para esta tarta podría bien ser Olivia Ruiz y su "Femme Chocolat"


¡Buen provecho!

martes, 8 de noviembre de 2011

Vente a la Boquería, primo

En algunas ciudades que visito de vez en cuando, aunque no con tanta frecuencia como querría, existen lugares recurrentes a los que me gusta regresar una y otra vez. Relativamente cerca de Zaragoza, en Barcelona, tenemos un lugar paradisíaco para los amantes de la comida, la cocina e incluso la fotografía: el mercado de La Boquería.
Por lo visto su nombre real es Mercado de San José,está en la Rambla, por lo que su ubicación es excelente. Lleno de turistas, y por lo visto por las noches se llena de otro tipo de negocios, aunque eso no lo he constatado.
La boquería tiene puestos de frutas que te saltan a los ojos, ya sólo con sus colores te entra hambre, y en muchos de ellos tienen frutas exóticas o fresas (no fresones, fresas) para comer en el momento.

Además de frutas deliciosas, hay variedad de zumos preparados de colores llamativos que son muy consumidos por los curiosos del mercado.
Los puestos de verduras hacen que quieras ponerte a cocinar enseguida, lo malo en ese caso es si eres de fuera. Encuentras vegetales de muy buen aspecto, y a mí en particular me gusta mucho un puesto que tiene sobre todo setas, y también tallos de ensaladas deliciosos y flores para cocina.



Al que le guste encontrar cosas ricas para sazonar, encontrará especias, ajos, chiles... al natural y a granel...

O en envases traídos de diferentes países, además de una extensa colección de comida internacional. Yo aquí compré un bote de mole que usé hace poco para cocinar pollo y servir con tortitas de maíz. Una compra muy rentable.


Además hay puestos de gominolas perfectos para regalar o para devorar en el momento.

Si realmente se te hace tarde o llega la hora de comer y aún estás por allí, lo mejor es dar una vuelta por la sección de comidas preparadas: italiana, griega, japonesa... al peso y super rico, una buena opción para comer luego en el puerto o por las ramblas.

Por si todo esto no ha bastado, además de todo lo que se puede ver y disfrutar en Barcelona, cuenta la leyenda que hay un puesto en La Boquería donde venden insectos comestibles (hormigas, gusanos fritos, etc.), yo tengo en una guía el número exacto del puesto, pero creo que la auténtica gracias del asunto es tratar de encontralo paseando.
¡Buen provecho!

miércoles, 2 de noviembre de 2011

HUESITOS DE SANTO DEL DIA DE LOS MUERTOS

Una buena amiga me sugirió un montón de recetas de Todos los Santos y Halloween, pero el poco tiempo que tengo últimamente me ha hecho decantarme por sólo una para este día de fiesta: huesos de Santo.
En teoría es sencillo, ya que básicamente hay que hacer mazapán, luego yema, y juntarlos dándole forma. Sin embargo nos ha mantenido entretenidos una buena parte del día. Eso sí, ahora me estoy comiendo uno y está muy bueno, se nota mucho la diferencia del mazapán casero y del de las figuritas navideñas de caja grande.
Me he basado en la receta de Eroski Consumer, aunque he cambiado algunas cosas en base a la experimentación.
Los ingredientes son:
Para el mazapán:
100 gramos de agua
200 gramos de azúcar
150 gramos de almendra molida.
Para la yema:
100 gramos de azúcar.
50 gramos de agua.
4 yemas.

Lo primero que hemos hecho ha sido el mazapán. Hay que hacer un almíbar fuerte con el agua y el azúcar al fuego y removiendo.

Después añadid las almendras molidas y revolver hasta hacer una pasta homogénea.

 En nuestro caso, con esta proporción, nos ha quedado muy seco para poder moldearlo, así que hemos echado más agua y lo hemos vuelto a reducir al fuego, hasta conseguir una pasta homogénea y modelable.
Por último, dejadlo enfriar.

Para preparar la yema hay que separar las yemas de las claras, por supuesto, y luego batirlas.  Igual que antes, debéis preparar almíbar con el azúcar y el agua, y cuando esté listo lo vertéis sobre las yemas batidas al tiempo que lo mezcláis. Lo ponéis en un recipiente para calentarlo al baño María, en el que revolveréis hasta tener lista una pasta muy espesa. Tenéis que cuidar que no llegue a hervir.

También hay que dejarlo enfriar.
Para el montaje final debéis esperar a que ambas masas estén frías. Sobre todo el mazapán debe estar moldeable, para lo cual os ayudará el azúcar glass.

Debéis amasar y estirar el mazapán en una superficie espolvoreada con esto. Después, cortar en cuadrados (según la web de referencia, en tiras de 4 centímetros primero y luego en cuadrados; yo lo he hecho a ojo).
La página web te recomienda otro tipo de montaje, que sin duda ayudará a que la forma quede más "perfecta", necesitaríais la ayuda de una manga pastelera con la boquilla fina. Nosotros lo hemos hecho de forma más intuitiva, ya que poníamos en el centro yema y enrollábamos, ayudando con los dedos a sellar el borde. Y lo rebozábamos en azúcar glass.

Después de hacer esto hasta que se ha acabado la yema, hemos devorado el mazapán que sobraba y yo personalmente tengo un subidón de azúcar. Pero todo muy bueno.
Aunque normalmente escribo recetas que ya he experimentado y constatado anteriormente en varias ocasiones, esta vez me atrevo a poner una después de la primera vez que la hago. Así que algunos aspectos quedan para mejorar: el mazapán debería haber estado algo más duro, y la forma de los huesos es mejorable. Seguramente siguiendo las instrucciones exactas quedará perfecto.
Por lo demás, no creo que sobrevivan mucho tiempo en casa...

Para terminar, un tema muy dedicado al día que acaba, para bajar el subidón de azúcar a base de gospel.

¡Buen provecho!

domingo, 30 de octubre de 2011

Quiero una cena de Difuntos!!

Mañana es la noche de difuntos o Halloween o como le queramos llamar.
La tradición de Halloween, que se celebra principalmente en Estados Unidos, viene de la tradición celta de Samhain y de la cristiana de Todos los Santos. Aunque parezca tener un origen religioso, no se trata tanto de esto en este caso. Halloween es una derivación de "All hallows eve" (víspera de Todos los Santos). Los celtas en esta ocasión, sin embargo, celebraban el final del verano, momento en el que se estrechaba el paso de este mundo al Otro Mundo. Ya sabéis todos como se celebra: "truco o trato", fiestas de disfraces, leer hisotias de miedo, ver películas... bastante divertido como para no copiarlo de vez en cuando.
Todos los Santos sí que es una festividad religiosa, instaurada para conmemorar a todos los santos y santas. Se celebra no sólo por parte de la Iglesia católica, también la ortodoxa, la anglicana y la luterana. En algunos lugares se celebra como Todos los difuntos o Día de los Muertos, siendo en todos los casos hoy en dia una conmemoriación de los fallecidos, dándoles ofrendas, sean flores, comida, etc. Hay diferentes tradiciones relacionadas con Todos los Santos que no difieren tanto de la celebración del fin del verano y bievenida de la nueva estación.
Ya sea porque queréis despedir el buen tiempo, conmemorar a los muertos, pasar un rato divertido con amigos, o tratar de que no se enfaden los muertos ahora que pueden cruzar a nuestro lado, os presento algunas ideas muy muy sencillas para una cena informal de difuntos.



Podéis ver una tortilla sencilla de la que salen unas salchicas como si fueran los dedos de un zombie saliendo de la tierra.
Podéis ver los dedos de momia, que no son sino salchichas frankfurt envueltas en hojaldre.

La tortilla zombie no es sino una tortilla hecha con colorante, y los ojos se hicieron con miga de pan y paté de aceitunas negras. Pero el efecto es bastante gracioso.

Otra cosa que causa bastante efecto es tallar un melón como si fuera un cerebro... ¿A quién no le gusta el melón con jamón?

Realizar postres es fácil también. Sirva de ejemplo este cementerio realizado con un pastel de chocolate, siendo el suelo del mismo migas de galleta, y decorado con sencillez.

Gracias a las amigas y amigos con los que compartimos cena de Halloween hace un par de años, porque todos fueron muy creativos, aun hay otros bocados que no he puesto en este artículo. Sólo son sugerencias, seguro que todos podéis idear nuevas recetas y decoraciones.
En este caso es muy fácil la aportación final al artículo...


¡Buen provecho!

Haz tu propio fiambre

Natural, sin conservantes y especiado al gusto... el cielo es el límite en tu propio fiambre casero. No es la receta más sencilla, pero tampoco es excesivamente trabajoso.
Los ingredientes son:
- 300 gr. aproximadamente de pechuga de pollo
- 100 gr. de sémola de trigo
- 3 cucharadas soperas de aceite de oliva
- 60 gr. aproximadamente de queso en crema
- 3 huevos
- sal (a mi gusto queda un poco soso, así que me parece importante destacarlo).

Y después, al gusto:
- hierbas y especias. Esto os da un montón de posibilidades.
- pistachos, o aceitunas o lo que se os ocurra para el fiambre.

La receta la he sacado de Pequerecetas.
El procedimiento es fácil.
Triturad el pollo,en crudo,  y después es cuestión de mezclar con el resto de los ingredientes: sémola, aceite, queso, huevos, y especialmente las especias, hierbas y sal, y los pistachos o aceitunas. Estos últimos sin trocear, como en la típica mortadela de aceitunas.
Debería quedar algo así:


Después lo más "divertido" de la receta, hay que darle forma de fiambre envolviendo la masa en film de plástico previamente engrasado (con aceite va bien). Yo me dediqu´´e a envolverlo muy bien para que no hubiera fugas.
Por lo que he leído, hay films de plástico más resistentes, para cocinar. Yo utilicé el que tenía por casa, y se quemó un trozo, pero porque hubo una "fuga" de la pasta, no estaba bien sellado. Por lo demás, no hubo problemas.
Mientras, recordad precalentar el horno. Después hay que introducir el fiambre a 180 grados en la bandeja del horno llena de agua, es decir, vais a cocinarlo al baño maría en el horno. Debe ser suficiente como para cubrir tres cuartas partes del fiambre, aproximadamente.
Se debe cocer unos 45 minutos.

Una vez cocinado, lo dejáis enfriar fuera del horno, y una vez frío lo guardáis en la nevera. Y ya podéis comenzar a cortar deliciosas rodajas de vuestro fiambre.
Lo bueno es poder experimentar con especias, hierbas y lo que se os ocurra.
Una buena receta para un desayuno energético o una cena de picoteo.

Por cierto, hablando de fiambres, recomendación cinéfila para estos días de difuntos: cena con amigos, fiambre de pollo (y alguna cosa más, que conste) y "Un cadáver a los postres", lo podéis acompañar de algún juego tipo "Los lobos" o "Cómo organizar un asesinato".


¡Buen provecho!

miércoles, 26 de octubre de 2011

Ricuras del otoño


Qué puedo decir... ¡me encanta la calabaza! Crema, pastel, madalenas, asada y cortada en finas tiras para una ensalada, en pastel, en un guiso...
Calabaza... ¡yo te llevo en el corazón!



martes, 25 de octubre de 2011

"Blondies", los brownies de chocolate blanco

La receta de brownies es una de las primeras de repostería que hice, resultaba tan fácil y con tan buen resultado que la hice bastantes veces, improvisando nuevas variantes con ella. Años después, tras leer páginas de internet de repostería y cocina, encontré los blondies. No recuerdo exactamente qué receta es en la que me baso, pero desde que los probé... ¡se han convertido en uno de mis dulces favoritos! Y aunque parezca lo contrario, no suelo tomar mucho dulce, aunque me encante cocinarlo, pero he de reconocer que no se puede comer un sólo trozo de blondie. Quizás sea el limón en la masa lo que le da el toque de diferencia esencial, es decir, no es simplemente un brownie cambiando el color del chocolate.
Los ingredientes son:
- Unos 400 gramos de mantequilla, lo que equivale aproximadamente a dos paquetes quitando a cada uno un par de cucharadas, que nos podrán servir para engrasar los moldes.
- 3/4 taza de azúcar blanco
- 1 taza de azúcar moreno o de panela.
- 2 limones.
- 6 huevos
- 3 tazas de harina
- 1 sobrecito de levadura.
- 300 gr. de chocolate blanco. Aunque yo lo he hecho usando dos tabletas, que las de chocolate blanco son finitas, y ha salido bien la cosa.

Cuando hablo de tazas, me refiero a una taza grande, "de desayuno", no de café, yo es la que uso y trato de este modo de simplificar las medidas para no tener que estar con la báscula de cocina. En general, trato de simplificar el proceso, siempre que esto no afecte a la receta para mal.
Se bate la mantequilla fundida con el azúcar y la panela o azúcar moreno, hasta que quede una mezcla suave.
Se rallan los limones, y se incorporan a la mezcla. Después, se incorporan los huevos uno a uno.
Se mezcla la harina con la levadura y se incorpora a la mezcla, batiendo bien para que no queden grumos.
A continuación troceais el chocolate blanco, en trozos pequeños... pero lo suficientemente grandes como para que sea una delicia al comerlo, no sé si me explico. A mí me gustan los "grandes tropezones".
Se mezcla. Y ya tenéis la masa.

Precalentáis el horno, y mientras engrasáis los moldes. Con esta receta sale bastante cantidad de masa, a mí me sirve para rellenar moldes para muffins y uno redondo de tarta (hago una tarta entera de blondie, increíble).
Vertéis con cuidado la masa en los moldes, sin llenarlos del todo, porque al hornearlo sube un poco.
Horneais a 175 grados durante aproximadamente 25 minutos. Ya sabéis, mejor comprobarlo con la punta de un cuchillo, para asegurar que esté bien cocinado.


Al sacarlo, mi recomendación es espolvorear por encima azúcar glass como toque final. La masa ya es dulce, pero a mí me gusta no sólo por el sabor, sino también por la textura al comerlo y por la presentación.
Se trata de un dulce muy rico, es una de mis recetas de repostería favoritas y casi debería arrepentirme de revelarlo.
Un último consejo: regala algunos de estos a personas especiales para ti. Te van a querer aún más. Arrancan sonrisas.


Como arranca sonrisas, se puede acompañar también de una película bonita pero triste y dar bocados hasta terminar con las reservas de blondies.


¡Buen provecho!

domingo, 16 de octubre de 2011

NUEVA YORK (I)

Una de las cosas que más me gusta y de las que más me fijo cuando viajo es en la comida. No se trata de una necesidad de hartarse a comer, sino que la comida forma parte de la vida cotidiana, de las constumbres, del folklore y de la historia de cada lugar, que te transmite todo eso con los olores, sabores, texturas y colores. Que te acerca a como vive o ha vivido la gente allí. Que te relaciona con la gente del lugar al que viajas.
Y bueno, también que te aporta placer. Incluso aun cuando no te gusta lo que pruebas, está el placer de probar cosas nuevas. Y si te gusta, qué voy a decir, está el placer de saborearlo.
Por eso esta sección de "Qué comer en dónde" tratará de dar sugerencias para viajes futuros, y sería estupendo que se pudiera ir completando con aportaciones vuestras.
Comenzaremos por un lugar en Nueva York donde pude comer uno de los mejores bocadillos que he tomado. El bocadillo de pastrami de Katz´s Delicattessen.

Estaba recomendado en nuestra guía de viaje, está situado en el Lower East Side. En estos delicattessen venden bocadillos, bagels y cosas así, bastante bien de precio. El sitio creo recordar que es bastante grande, así que no hay problema con las mesas.
El restaurante es bastante conocido por la escena de "Cuando Harry encontró a Sally" del orgasmo, bastante popular.

Cuando llegamos vimos que el más popular de todos los bocadillos era el de pastrami. El pastrami no es habitual en España, de hecho yo no estoy segura de haberlo probado antes de este viaje. Por lo que leo, el pastrami parece haber llegado a Estados Unidos a través de la inmigración judía de Rumanía. Se elabora con carne roja en salmuera.

El bocadillo es grande y muy lleno de carne, ya sabéis que hay en sitios que con una o dos lonchas de embutido y un poco de lechuga ya está. Eso no es lo que tomaréis si pedís este bocadillo de pastrami. LLeva mostaza, y es muy sabroso.
A continuación, una foto para acabar y que se os haga la boca agua.
Por cierto, el sitio tiene página web, por si queréis localizarlo.
Que aproveche

Para comenzar, tortitas de manzana fritas

Para comenzar, vamos con una receta sencilla, de las que casi no hay ni que despegarse de las sábanas para poder hacerla, lo cual tiene sus ventajas: un desayuno de domingo de otoño perfecto, poniendo el toque de canela necesario para activarse y dar un paseo o para quedarse en la cama un rato más... un desayuno rico en 10-15 minutos perfecto para compartir.
Los ingredientes para aproximadamente una docena de mini-tortitas son:
1 manzana, 2 si son pequeñas. Verdes, no digo más.
1 cucharada sopera de harina, colmadita
1 huevo
2 cucharadas de azúcar
100 ml de leche
2 cucharadas de mantequilla
1/2 cucharadita de levadura.
Aceite para freir

Yo advierto que soy un poco intuitiva, y si veo que a una masa le falta densidad, pues le echo un poco más de harina y listo... Pero en principio con esto debería salir bien.
Mezclamos harina, levadura, azúcar, huevos y leche. Fundimos la mantequilla e incorporamos. Mezclamos bien hasta que la pasta esté bien ligada, es fácil evitar los grumos ya que lleva muy poca harina.
Pelamos la manzana y la cortamos muy fina. Yo opté por cuadraditos pequeños.
Otra opción, aunque no es la que yo sigo, es cortarla en rodajas muy finas y rebozarlas en la masa, y freir de este modo.
Yo lo que hice fue

Queda bastante poco denso, he de advertir, para que no os sorprenda. No se puede modelar con las manos, se echa en la sartén vertiendo la masa con una cuchara sobre el aceite.
Antes de freir, yo preparé una mezcla de azúcar glass y canela. La cantidad, al gusto. A mí personalmente me gusta que el azúcar glass forme una buena capa que se endurezca sobre la tortita.

Ponemos la sartén al fuego con aceite suficiente para freir. Una vez que esté caliente, vertemos mezcla de las tortitas dejándola caer de la cuchara. Como os he dicho, no es una mezcla manejable con las manos.


Así que simplemente freir las tortitas hasta que queden doradas. Tened en cuenta que son tortitas, pequeñas y finas, por lo que enseguida se hacen... ¡cuidado no se quemen! Procurad verter poca cantidad y que quede fina, para que se hagan bien.

Para terminar, una vez fritas, espolvoread la mezcla de canela y azúcar mientras estén calientes las tortitas.

Perfecto. Ahora ya tenéis las tortitas. Lo mejor es comerlas aun calientes. Estarán estupendas con un zumo de naranja y/ o un buen café. ¡Muy buenas para un desayuno de medio día!

Otra recomendación para la mañana de domingo es escoger una buena comedia y echar unas risas tapado con la manta en el sofá, mientras tomas un bocado...


¡Buen provecho!